El final macabro de Miriam Pinedo
Roberto Matos Vallejo y Manolo Plata asesinos del Moreno y Miriam Pinedo
“Miriam Pinedo no tuvo responsabilidad en la muerte de
Maximiliano Gómez” Pablo Gómez Borbón
En los últimos dos años de existencia de Miriam Pinedo cabe el dolor de muchas vidas. El 16 de julio de 1970 policías uniformados asesinaron a tiros a su esposo, Otto Morales Efres, entonces Secretario General del MPD. Miriam Pinedo, temiendo por su vida, inició un par de meses después un periplo que la llevaría junto a sus hijos a Cuba, Madrid, París y finalmente a Bruselas, en octubre de 1970. Allí terminaría destrozada, literalmente.
Las ‘maletas sangrientas’
Una maleta grande, con estampado de cuadros escoceses apareció en el umbral de la casa número 66 de la avenida Bel Air, del acomodado sector de Uccle, en Bruselas. Era pasada la medianoche del domingo 12 de diciembre de 1971 cuando los esposos Decker descubrieron el inusual paquete. Dos piernas de mujer, una de 66 cm y la otra de 70 cm, aun ensangrentadas, envueltas en fundas plásticas y entremezcladas con restos de ropa de hombre y de mujer. La autopsia reveló que la mujer, bautizada por la prensa como la “descuartizada de Bruselas”, habría sido asesinada el sábado 11 de diciembre, entre las 4:00 y las 8:00 p.m.
“La incisión y el corte fueron nítidos, visiblemente realizados por un especialista, o al menos por alguien con conocimientos anatómicos precisos”, informó el periódico “Le Soir” el 14 de diciembre, en una nota de portada firmada por Léon Lepage. Alrededor de las pantorrillas se encontraron las huellas dejadas probablemente por una cuerda, y en la maleta, en medio de la ropa, trozos de torniquetes.
“La descuartizada de Bruselas”
Cuando el lunes 13 de diciembre de 1971, cerca de las 2:30 p.m. apareció una segunda maleta ensangrentada, esta vez con el tronco, los brazos y las delicadas manos perfectamente arregladas de una joven mujer en la casa número 76 de la calle Américaine, de Ixelles, a apenas kilómetro y medio del lugar donde se encontraron las piernas, la policía y la fiscalía desataron una búsqueda intensa para establecer la identidad de la víctima, de su asesino… y para encontrar la cabeza.
No es hasta el 7 de enero de 1972, cuando llegan desde Santo Domingo las huellas dactilares de Pinedo, que las autoridades belgas confirman su identidad. Y que la investigación paralela en torno a la muerte de Maximiliano Gómez toma un nuevo giro.
El atroz asesinato de Miriam Pinedo en diciembre de 1971 hizo que las autoridades belgas cuestionaran la versión inicial de un accidente en el caso del Moreno. En su reportaje del 10 de marzo de 1972, el periodista de “Le Soir” Réné Haquin escribe: “La autopsia no pudo establecer que Gómez fue envenenado. Sin embargo, los exámenes toxicológicos realizados posteriormente revelaron la presencia de una sustancia no identificada en las vísceras. Podría tratarse de residuos de medicamentos que habría tomado Gómez, pero no se excluye que pudiera tratarse de un veneno que no pudo ser identificado, a falta de un producto de referencia”.
Acusada de la muerte del Moreno?
La muerte del Maximiliano Gómez fue el inicio del fin para Miriam Pinedo. El 28 de enero de 1972, dos exiliados políticos dominicanos presentaron a la Agencia Francesa de Prensa AFP una grabación de hora y media en la que, supuestamente, Miriam Pinedo confesaba haber envenenado al Moreno, según reportes del diario francés “Le Monde” y del belga “Le Soir”.
En ambas publicaciones consultadas se identifica a Manolo Plata como uno de los militantes, pero como su acompañante se menciona tanto a Miguel Reyes Santana como a Roberto Matos Vallejo, todos del grupo de presos canjeados por el coronel Donald Crowley dos años antes.
El artículo de Maurice Denuzière “Confesiones a una grabadora”, publicado en la edición del 3 y 4 de diciembre de 1972 de “Le Monde” explica que, a su salida del hospital, Pinedo habría sido secuestrada por militantes del MPD y que esta habría confesado a una especie de “tribunal revolucionario” que Héctor Aristy, exembajador dominicano ante la UNESCO y opositor al régimen de Balaguer, en connivencia con la CIA, la habían reclutado para envenenar a Maximiliano Gómez.
Aristy ganó en París poco después una demanda por difamación e injuria al semanario “L’Express”, que publicó esa versión. La grabación con la supuesta confesión no fue acogida por el tribunal, ni por los investigadores de Bruselas, pero sí fue defendida por Máximo López Molina y por la propia asistenta social de Miriam, Yvonne Delieu, quien huyó de Bélgica luego de su asesinato y declaró a la AFP, en marzo de 1972, que Miriam le había confesado haber envenenado al Moreno.
Reportes de “Le Soir” reseñan la versión de que un “tribunal revolucionario” se habría reunido clandestinamente en Europa y que, tras escuchar la confesión, condenó a muerte a Miriam Pinedo.
Foto: de el moreno y Miriam Pinedo, un crimen del MPD y la CIA
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