EL NACIMIENTO DE LA BANDA



Por Chichi De Jesús Reyes
Todo empezó a principios del año 1971 cuando el Presidente Balaguer designó al general Enrique Pérez y Pérez jefe de la Policía Nacional, que tenía a su lado a los coroneles Ursino Guzmán Liriano y Joaquín Pou Castro y al teniente Oscar Núñez Peña, militares reputados como de “línea dura”. Contaban con el respaldo logístico del Grupo MAAG, de los Estados Unidos, y de altos funcionarios del gobierno balaguerista de la época.
Los integrantes de la Banda Colorá eran jóvenes “revoltosos” de los sectores Villa María, 27 de Febrero, Villa Consuelo que cuando la Policía no los tenía retenidos los andaba buscando. La PN los identificaba como “cabezas calientes” o como miembros o simpatizantes de organizaciones de izquierda, particularmente del PACOREDO, de tendencia maoísta. Los jóvenes que antes eran peligrosos y que constituían el “dolor de cabeza” del Jefe del Servicio Secreto, coronel Luís M. Arzeno Regalado, recorrían los barrios donde habían nacido y crecido haciendo movimientos provocativos y portando armas de fuego en forma ostentosa y cometiendo acciones vandálicas en las cuales, la mayoría de las veces, eran auxiliados por agentes policiales. Se citaron casos en que los sicarios daban instrucciones a los militares.
Cuando las atrocidades de La Banda alcanzaron repercusión internacional sus patrocinadores o promotores trataron de ocultar su existencia con la formación de un movimiento llamado “Juventud Democrática Anticomunista Reformista”, pero el pueblo siguió identificándolos como “La Banda”. El grupo de vándalos recibió revólveres, pistolas y armas de alto calibre para que materializaran sus fechorías en barrios, planteles escolares, sindicados y en locales de organizaciones contrarias al gobierno. Además, disponía de una flotilla de vehículos con placas oficiales que posteriormente fueron cambiadas por chapas privadas ante las insistentes denuncias de los medios de comunicación, especialmente el periódico El Nacional.
La incidencia de los bandoleros comenzaron a disminuir luego de que trataran extender sus operaciones a San Cristóbal, donde el comandante Manuel Lachapelle Suero, de la tendencia del general Neit Rafael Nivar Seijas, los apresó y los hizo trasladar a Santo Domingo. Este general fue luego jefe del Ejército, de la dirección de Drogas y del Cuerpo de Ayudantes Militares del Presidente Antonio Guzmán. Cuando Balaguer retornó al poder en el año 1986 Guzmán Liriano y Núñez Peña fueron extrañados del país con los cargos de Cónsul y vicecónsul en Puerto Rico. El primero falleció y el segundo se suicidó. Por su parte, el gobierno de Balaguer evadió responsabilidades en los crímenes de La Banda y los atribuyó a “sectores incontrolables del oficialismo y a la sublevación de núcleos de la izquierda”.
Imgen: coronel P.N. Luís M. Arzeno Regalado

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